Tengo hambre...

Sucede que siempre tengo hambre.
Desde que tengo uso de eso que los hombres llaman razón -dudo de su existencia en mí- me he dedicado a mendigar alimento, no importaba el horario, la estación o el tiempo vivido; yo simplemente sé que a hombre que veía leyendo textos desconocidos, a mujer que oía comentar ideas raras, a cantores que entonaban cánticos antiguos, a niños jugando, a artistas desolados... a todo ser que poseía algún tipo de alimento que yo ignoraba, yo le pedía, le rogaba, le recriminaba que saciara mi hambre.
Todo esto era provisional, pues apenas me alimentaba, buscaba nuevamente comida. Creo padecer de algo así como la gula, me posee y no hay sentimiento o pensamiento que pueda liberarme de ella; siempre estoy buscando más y más alimento, nunca termino de llenarme, a veces pienso que voy a estallar y que no voy a llegar a saborear cada extracto de comida; pero luego creo sentir como si no hubiera probado nada, como si nunca me hubiese llenado, entonces todo comienza nuevamente; la cadena continúa y yo no logro entender a que se debe mi necesidad de alimentar mi conocimiento. No entiendo porque quiero saciar mi hambre de sabiduría.

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