Hoy les brindo...

Para esos diez amigos, los elegidos, revolucionariamente entregados. Hombres dispuestos a brindarse por un futuro común...
Para el amigo milenario Lumiere, al que le recite -imprudentemente- estas líneas.
Para El Camarada Barrientos, uno que busca -al igual que yo- libertad.
Para Allison, mi hermana. Con quién aún extraño conversar afuera de una vieja iglesia.
Para Víctor, nuevamente mi hermano... él me descubrió a Silvio.
Para Lizbeth, la mujer que nutre mi existencia.
Para un viejo amigo llamado Jean, que no sólo me enseñó teatro, sino también alguna música como ésta.
Para todos aquellos hombres -que como diría Brecht- están invitados a forjar el futuro...


ODA A MI GENERACIÓN

A los veintisiete días de mayo del año setenta
un hombre se sube sobre sus derrotas,
pide la palabra
momentos antes de volverse loco.
No es un hombre,
es un malabarista de una generación.
No es un hombre,
es quizás un objeto de la diversión,
un juguete común de la historia
con un monograma que dice bufón.
Ese hombre soy yo.

Pero debo decir que me tocó nacer
en el pasado y que no volveré.
Es por eso que un día me vi en le presente,
con un pie allá, donde vive la muerte,
y otro pie suspendido en el aire,
buscando lugar,
reclamando tierra de futuro para descansar.
Así estamos yo y mis hermanos,
con un precipicio en el equilibrio
y con ojos de vidrio.

Ahora quiero hablar de poetas,
de poetas muertos y poetas vivos,
de tantos muchachos hijos de esta fiesta
y de la tortura de ser ellos mismos.
Porque hay que decir que hay quien muere
sobre su papel,
que vivirle a la vida su talla tiene que doler.
Nuestra vida es tan alta —tan alta—
que para tocarla casi hay que morir,
para luego vivir.

Yo no reniego de lo que me toca,
yo no me arrepiento pues no tengo culpa,
pero hubiera querido poderme jugar
toda la muerte allá, en el pasado,
o toda la vida en el porvenir
que no puedo alcanzar.
Y con esto no quiero decir que me pongo a llorar.
Sé que hay que seguir navegando.
Sigan exigiéndome cada vez más,
hasta poder seguir
o reventar.


Silvio Rodríguez (1970)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tus escritos me hicieron recordar esta canción.

(Cerca de La Revolucion..)

Porque no vienes hasta mí,
porque no puedo amarte.
Porque no vienes hasta mí,
porque cambias como el sol
porque eres tan distante
porque no cambias como el sol.

no se muy bien que decir
no se muy bien que hacer
Pero si insisto, yo se muy bien te conseguiré.
Pero si insisto, yo se muy bien te conseguiré.
Cerca de la revolución,
el pueblo pide sangre
cerca de la revolución
yo estoy cantando esta canción
que alguna vez fue hambre
estoy cantando esta canción.
Y si mañana es como ayer otra vez
lo que fue hermoso será horrible después.
No es sólo una cuestión de elecciones.
No elegí este mundo, pero aprendí a querer.
Pero si insisto, yo se muy bien te conseguiré.
Pero si insisto, yo se muy bien te conseguiré.
Si estas palabras te pudieran dar fe
si esta armonía te ayudara a crecer
yo sería tan feliz, tan feliz, en el mundo,
que moriría arrodillado a tus pies.
Pero si insisto, yo se muy bien te conseguiré.
Pero si insisto, yo se muy bien te conseguiré.
seguiré.

(Seguí, escribiendo, más.. y más.)

lumis dijo...

¿donde estan los otros?
¿donde estan los 4 restantes?
"...hombres forjadores del futuro"
fantasticos, hombres
ultimamente he visto, tantos inconclusos...(no aqui, sino en otros)
me pregunto si es algun tipo de epidemia del blog, o en la infitud del internet.

Anónimo dijo...

Oswaldo,amigo...
pido que - si aún puedo pedir- no me mencione más en sus escritos.

ALLISON STEFANY ALCÁZAR PAJUELO.

Oswaldo Bolo Varela dijo...

¿No te mencione más en lo excritos?

Está bien, pero advierto que el siguiente "post" es para ti... inmencionable.