Pentacálogo Sanmarquino: SEGUNDA PARTE.

TÍTULO SEGUNDO

El que trata sobre las prácticas y teorías culinarias en el comedor sanmarquino.


Palabras Claves: cuchara, charola, arroz, comité de comensales, agua, lona, servilleta, carnés, sillas, mesas sucias, bullicio, camaradería, estudiante, comensal.


Artículo Primero:

Aquel que digna llamarse estudiante sanmarquino, deberá nutrirse diariamente –en todos los horarios, o en su defecto, en la mayoría de ellos- en el distinguido comedor del recinto estudiantil.
El comedor de San Marcos, que consta de tres momentos esenciales: el desayuno, el almuerzo y la cena, no es un restaurante de cinco tenedores, tampoco es la comida casera que las amorosas madres brindan a sus hijos. El alimento que se imparte aquí es uno de las más inapetentes suministros nutricionales que cualquier estudiante pueda recibir. Aún con todo, siendo lo único que tenemos para comer, nos lo tragamos como manjares divinos.


Artículo Segundo:

El alimento diario es servido en una charola, este objeto metálico alberga, en seis prominentes espacios, la diversidad nutricional que la universidad –con su reducido presupuesto- brinda a los estudiantes. Es recurrente que por motivos extranutricionales, todo el alimento termine mezclándose en esta dura bandeja. Algunos de estos motivos, se basan en principios como la molestia del que está sirviendo la comida, la falta de sopa –en estos casos se le adiciona agua al consomé-, la humedad de la charolas –es necesario tener algún material con que secar el platillo-; entre otras más, que en los artículos siguientes se intentarán nombrar.


Artículo Tercero:

Para deleitar los finos manjares del comedor sanmarquino, es necesario asistir con anterioridad a la fecha expuesta para el consumo de estos mismos. Para el desayuno, el horario fijado es de 7:30 a.m.; sin embargo, los entusiastas estudiantes están allí desde una hora antes o más. Esto se repite en los tres horarios de sustento alimenticio. En el almuerzo, hay que estar antes del mediodía si es que uno desea recibir refresco, sopa sin agua, fruta no aplastada o charolas sin restos de comida; por lo general, aquellos tristes feligreses que no alcanzan la hora determinada, padecen comiendo la parte más profunda de la olla de arroz: concolón; además, no alcanzan presas y, como ya le ha pasado al redactor del presente escrito, sólo les queda alimentarse de sopa.


Artículo Cuarto:

Este artículo está fijado a describir los personajes representativos del comedor estudiantil anteriormente citado:

a) El primero de ellos tiene nombre de superhéroe, y aunque no lo es, su labor –que es la de dar vueltas innumerables veces al comedor- merece un reconocimiento especial, me refiero a Cucharamán; aquél que –bajo un precio módico, como para el bolsillo sanmarquino- ofrece, en sus distintas modalidades, diversidad de cucharas plásticas, a sólo diez humildes, simples y estudiantiles centavos. Hay que advertir que, si bien es cierto, la designación es particular, única, la labor es representada por diversos compañeros. Como sucede en la mayoría de casos superheroicos, el héroe presenta su acompañante; en este caso, junto al fiel Cucharamán, acompaña la labor de venta y masificación de cucharitas plásticas Cucaharagirl, que al igual que su acompañante, desempeñan la grandiosa labor de que ningún estudiante sanmarquino carezca de cucharas.

b) Otro de los personajes representativos del comedor, son los contadores de cola; la mayoría compañeros del Comité de Comensales (especie de dirigencia máxima de estudiantes, que velan por el bienestar alimenticio de la población estudiantil); son los encargados de enumerar a todos los partícipes de la comilona diaria. También se encargan de sacar a los zampones y colones, que obstruyen el libre fluir de esta actividad.

c) Los verificadores de carnés, un par de jóvenes, que con sus computadoras lentium 1, contabilizan la porción de comida que queda; lógicamente, este conteo es inexacto, ya que casi siempre sobra comida de más. Cumple una labor muy importante el verificador de carnés, ya que es supervisor de que en el último tramo de la fila –el más apretado de todo el trayecto-, no se interponga ningún elemento sospechoso.

d) Se adiciona además, personajes tales como: el repartidor de volantes (que casi siempre son de reclamo), las señoras y señores que lanzan la comida en las charolas (casi siempre andan molestos), los limpiadores del comedor (pobres estudiantes que sufren limpiando las inmundicias que sus compañeros dejan).


Artículo Quinto:

Sobre el lugar en que, por estos tiempos, funciona el comedor. Es la explanada frente a las facultades de Ingeniería Química, Matemáticas e Ingeniería Biológica, la que soporta actualmente la carpa donde nos alimentamos a diario. Con lona de color negro –aunque su verdadero color fue azul, sólo que el tiempo, la suciedad y las bombas lacrimógenas la ensombrecieron-, cortinas plomas –que en un inicio fueron impecablemente blancas-, rodeado de polvo y con hartos restos de comida; el espacio en que hoy en día nos alimentamos, no nos pertenece. Sucede que el área original, en donde siempre fue el comedor, está en reconstrucción (la cual, por cierto, presenta problemas económicos, que impiden su edificación); motivo por el cual, estamos alimentándonos en un comedor provisional.
Finalmente, mientras se espera la finalización de las obras –que, si bien se tiene entendido, andan paralizadas-, a los vehementes comensales, no nos que da más que pacificar la espera.


Artículo Sexto:

El comedor universitario de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, presenta ciertas disposiciones adicionales y alternativas, las cuales se consideran a continuación:

1. Cada determinado tiempo, que usualmente se da a mediados y finales del año, se reparte un convite, titulado Comida Especial, el cual consta de ciertos nutrimentos extraordinarios al paladar sanmarquino. Si se desea saber más al respecto, consúltese la siguiente dirección:
http://vagoletrado.blogspot.com/2008/08/men-especial-en-el-comedor-de-san.html

2. Se le adiciona al ágape, entretenimiento variado. Muchas veces se acompaña la comilona con videos culturales proyectados en la televisión y el dvd sanmarquinos, comprados con la
benevolente venta de cucharillas.

3. Hay cierta habilidad de los estudiantes que asisten asiduamente a nutrirse en comedor estudiantil. Esta habilidad, se demuestra en la sagacidad para sortear los vericuetos, los caminos y las trampas que los propios compañeros –con sus mochilas, con las sillas o con su misma persona- presentan al estudiante que, mismo malabarista en pleno equilibrio, conduce su charola hacia el lugar seleccionado previamente. La habilidad mencionada, también se demuestra en la búsqueda de sillas y mesas; que es otra odisea estudiantil.

4. El recinto comensal, es utilizado por los estudiantes, como un espacio de diversas faenas -aparte de las alimenticias-. Por las mañanas, cuando aún el almuerzo no se sirve y cuando el desayuno ya ha saciado al hambre sanmarquina, el comedor se convierte en un espacio de estudio, allí diversos estudiantes toman nota, procesan, estudian, o -en el peor de los casos-memorizan las lecciones impartidas por los catedráticos; esta misma actividad es de asidua difusión por las tardes. Asimismo, por las noches, el comedor se vuelve un lugar de ensayo; en él se pueden escuchar -desde diversos puntos de la universidad- a las quenas y zampoñas de los Sicuris, que -bajo la penumbra- ensayan sus cánticos yaravíes, danzantes, melancólicos.


Artículo Séptimo:

Hasta aquí, algunos de las tantas características encontradas en el comedor sanmarquino. El redactor de este escrito, se dispensa de ante mano por todas las omisiones cometidas en él. Asimismo, pide seriedad, locura e ironía, para poder afrontar la alimentación diaria en tan digno palacio para la estudiantina.

7 comentarios:

Nadies dijo...

En primer lugar, el epíteto "sucio (a)(s)" puede ser aplicado a casi todos los elementos de la lista de palabras claves.

En segundo lugar, quisiera hacer un aporte, agregando que desde la construcción de los muros invisibles en el perímetro de la ciudad universitaria, junto con las lloviznas limeñas que azotan como perlas que se desprenden de un collar extraño el "techo" de nuestro comedor movible (este comedor podría estar unos metros más hacia la derecha, unos centímetros hacia la izquierda, etc.) se han hecho huecos como gotas que de vez en cuando aturden en la vista o en la sopa a cachimbos y expertos en la universidad más antigua de América.

Por último, quiero decir que aunque fría y despreciada, es gratuita, y si hay algo que el peruano acepta de buena gana es lo que le dan gratis. También es cierto que tenemos invertido el tiempo de nuestra juventud en la universidad por el "bien del país", es decir, para que éste avance.

Un saludo y viva el arroz con cebolla.

Oswaldo Bolo Varela dijo...

Y que viva la muerte lenta que nos causa nuestro comedor...

Nadies dijo...

jajaja, no sea trágico, hombre extraño.

Jorge Ramos Cabezas. dijo...

Desayunar, almorzar o cenar es algo góticamente fantástico y tanático... Me encanta darme un vuelo por allá y encontrar tanto vampiro comiendo carne muerta. La carne viva y fresca suele ser mejor. Ojalá la incluyan en el menú algún día.

Salu2

Oswaldo Bolo Varela dijo...

Ojalá que la incluyan, y cuando pase esto, disfrutaré -espero que sea junto a Ud.- aquellos manjares dionisiacos.

No soy trágico, soy realistamente sincero, epidemor.

MoiZés AZÄÑA dijo...

Sanmarquino que no ha comido en aquel comedor no es sanmarquino es un pobre huevón.

PD: El frejol de hoy ha conspirado con el retrete del servicio higiénico de Letras.

Anónimo dijo...

Vaya panegírico, notablemente escrito por un asiduo comensal del aún sotenible y orondo comedor universitario.

Casi no asisto al Comedor por cuestiones de tiempo. Sólo por esta loable crónica, haré un espacio y acudiré a rememorar momentos de ingresante.

Carpe diem.