El evangelio de Alfredo


Hace aproximadamente tres meses, un viejo amigo que anda retándome constantemente, que rehusa otorgarme consejos, que me niega su identidad cibernética y que se burla de mis ineptitudes literarias, de mis poses burguesas y de mis exquisiteces de bohemio de medio pelo, haciéndome entrar en severos conflictos; decía que este viejo amigo, me prestó un libro llamado EL EVANGELIO SEGÚN JESUCRISTO, de José Saramago.

Por los tiempos en que me proporcionó el texto, me comentaba que pocos libros le han impactado tanto, hablaba de esas narraciones que te envuelven, que te desvelan, que te proporcionan cierto adormecimiento de la realidad, a uno le quita las ganas de dormir, de comer, el desperdiciar el tiempo en mundanas actividades y no leer el texto, es casi un sacrilegio, digno de una excomulgación literaria.

En fin, de Saramago yo sólo había leído ENSAYO SOBRE LA CEGUERA (cortesía de Víctor –otro viejo amigo que siempre anda animando mi esperanza-) y TODOS LOS NOMBRES (préstamo que casi se convierte en un robo, si es que Anderson llegaba a olvidar el acuerdo). El primero texto me pareció fabuloso, una polémica alegoría de las conductas políticas que vivimos actualmente, la construcción de sus personajes me resultó magnífica (sobretodo la del maldito ciego -cabecilla de quienes violan y torturan a la féminas protagonistas de la historia- y la de la única mujer que conservó la vista durante toda la epidemia), la forma tan cruda en que narraba los hechos, el formato en que se redacta la historia (sin puntos seguidos, sin parlamentos apartados del párrafo, sin mayúsculas, etc.), entre otras cosas más que ya no recuerdo.

TODOS LOS NOMBRES me pareció un relato tierno, José –único personaje que tiene nombre en toda la trama, contrastando curiosamente con el título de la obra- es un viejo solitario, soñador, esperanzado en una mejor situación laboral, en una esposa digna de amarse. Esta dulzura, esta ingenuidad casi infantil, se verá desentonada bruscamente por los dueños de su vida: su jefe, su abogado, su amante, sus amigos. Un relato fácil, sin mucha complicación sicológica, pero que demuestra la fina e irónica pluma de Saramago para denunciar el accionar de los hombres contemporáneos.

Pero cuando comencé a leer el EVANGELIO… me percaté de que mi aventura literaria me había llevado a otro mundo, mi vago recorrer por el retórico camino de las letras habíame conducido a un texto algo fantástico, contradictorio, libre de prejuicios, con una escritura abominablemente bella, con unos personajes complicadísimos.

A pesar de que la historia es resabida, Saramago logra hacerte un partícipe de esa incertidumbre que todo final de novela te presenta, y es que en esta novela todo puede suceder: encuentras a un Jesús atormentado por tanto muerto en su nombre, a una María Magdalena que descubre los orgasmos con un Cristo casi niño. En esta historia un PASTOR, que es el demonio, le enseña a Jesús los principios elementales de todo elegido; se tienta a dios, dios puede ser catalogado como un convenido, María, la virgen, no es más que un simple acatadora: débil, ensimismada en la crucifixión de su esposo, cobarde, que no cree que su hijo sea el hijo de Dios.

Una historia provocadora, dónde los diálogos se confunden con las narraciones, con los pensamientos, con las intervenciones del autor.

He aquí un par de párrafos del libro que el buen Alfredo me proporcionó:


“…Dios, que está en todas partes, estaba allí, pero, sabiendo lo que es, un puro espíritu, no podía ver cómo la piel de uno tocaba la piel del otro, cómo la carne de él penetró en la carne de ella, creadas una y otra para eso mismo y, probablemente, no se encontraría allí cuando la simiente de José se derramó en el sagrado interior de María, sagrados ambos por ser la fuente y la copa de la vida, en verdad hay cosas que el mismo dios no entiende, aunque las haya creado…”


“…ahora Maria de Magdala le enseñaba, aprende de mi cuerpo, le decía, aprende de tu cuerpo, y él lo tenía ahí su cuerpo, tenso, duro, erecto, y sobre él estaba, desnuda y magnífica. María de Magdala que decía, calma, no te preocupes, no te muevas, déjame a mí, entonces sintió que una parte de su cuerpo, esa, se había hundido en el cuerpo de ella, que un anillo de fuego lo envolvía, yendo y viniendo, que un estremecimiento lo sacudía por dentro, y que de súbito se escapaba gritando, imposible, era él quién gritaba, al mismo tiempo que María, dejaba caer su cuerpo sobre el de él, yendo a beberle en la boca el grito, en un ávido y ansioso beso que desencadenó en el cuerpo de Jesús un segundo e interminable estremecimiento…”


“…El único dios soy yo, yo soy el señor y tu eres mi hijo, morirán miles, cientos de miles de hombres y mujeres, la tierra se llenará de gritos de dolor, de aullidos y de estertores de agonía, el humo de los quemados cubrirá el sol, su grasa rechinará sobre las brasas, el hedor repugnará y todo esto será por mi culpa, no por tu culpa, por tu causa, padre aparta de mí este cáliz, el que tu lo bebas es condición de mi poder y de tu gloria, no quiero esa gloria, pero yo quiero ese poder, (…) entonces el diablo dijo, es necesario ser dios para que le guste tanto la sangre…”


“…Entonces comprendió Jesús que vino traído al engaño como se lleva el cordero al sacrificio, que su vida fue traza desde el principio de los principios para morir así, y, trayéndole la memoria el río de sangre y de sufrimiento que de su lado nacerá e inundará toda la tierra, clamó al cielo abierto donde dios sonreía, hombres, perdonadle, porque él no sabe lo que hace…”


Muchas gracias amigo Alfredo.

5 comentarios:

Huber Gonzalo Cieza Bazán dijo...

Muchas gracias por interesarme en leer este libro corrido de mi biblioteca.

"entonces el diablo dijo, es necesario ser dios para que le guste tanto la sangre. Hombres, perdonadle, porque él no sabe lo que hace"

Muchas gracias.

sut'uch dijo...

"aquel personaje que tanto temo ser"
lo siento.
el no tenia edad, no tenia retos y mucho menos consejos, ¿quien podria ser aquel indentificable? aquel que no tenia aptitudes para negar tus ineptitudes, no tenia estatus ni exquisiteces; un hombre de conflictos, un no amigo que se llevo lo deseable de ser...el agradecido.

lo siento.

Nadies dijo...

Exquisito libro. La traducción parece buena.

Cuando tenga dinero y vaya a Amazonas tengo otro candidato a la bolsa.

Saludos

Cesar Antonio Chumbiauca dijo...

Ese Jesús tan perfecto es traído abajo... ¡cúanta imaginación en las mentes literarias!... con la imaginación se profana de todo, absolutamente...

Oswaldo Bolo Varela dijo...

escrimaniaco:

Hay un párrafo en el libro tratado -que no pude traspasar por ser muy amplio- en que se hablaba de un pacto de perdón que pastor (que es el nombre con que Saramago designa al diablo) le propone a Dios, este rehusa el pacto, argumentando, más o menos, que si no existe el diablo, él no puede existir, que el mal es también necesario, que no le perdona nada y que más bien le permite seguir haciendo muchas "maldades" más.
Al final, Satanás termina con una frase que me parece genial:
"QUE NO SE DIGA QUE EL DIABLO NUNCA TENTÓ A DIOS".


sut´uch:

No debe sentir nada, o tal vez sí. En todo caso, es usted quien inspira, quie intriga, quien ofende y quien salvaguarda.


epidemor:

no se fie de las buenas intenciones de los traductores: son perversos, envidian la obra, la malogran, la virulentan con su idioma traducible.
Por otro lado, a Saramago lo venden carísimo, como para que el pobre, simple y humilde estudiante sanmarquino lo compre, este se quede sin almuerzos, sin hoteles, sin profilácticos, sin copias y sin trago.


césar antonio:

Tienes toda la razón, con la imaginación se profana todo. A propósito, unas frases de Delgadillo:

Yo quise imaginarme
como tú en tu canción,
un mundo sin fronteras,
sin patrias ni banderas,
un pueblo sin nación.
Yo quise imaginarme
la Gran Revolución
quien derribara el mundo
que levantó el más puro
derecho de admisión.

Yo quise imaginarme,
como tú en tu canción,
que aún queda la inocencia
de creer en la existencia
de un dios sin religión.
Yo quise imaginarme
infiel a la lección
que afirma que la vida
es sólo un viaje de ida
a ninguna estación.

Pero ya lo ves,
mi querido y John,
nada es lo que es,
todo es sinrazón,
todo está al revés,
nada es corazón.
Han pasado los años,
los gozos y los daños
pero tu canción
sigue viva ahí,
nada pudo el F.B.I.,
sigue cantando
sólo creo en mi
imaginación.

Yo quise imaginarme,
como tú en tu canción,
extintas la avaricia,
el hambre, la codicia,
la guerra y la ambición.
Yo quise imaginarme
en paz, sin posesión,
sin látigo ni dueño,
tan sólo atado al sueño
que soñó tu razón.

"I just beleive in me..."
Imaginación.