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Yo he obsequiado hace un tiempo un poco de fe, se lo regalé a una mujer con sombrero, que descubría bajo mis manos ciertas sustancias inasequibles.
Después me regalaron un manojo de llaves, con ellas aprendí la manera de abrir mentiras y de cerrar las verdades más siniestras, las ocultaba de tu presencia, de tu oscura mirada.
Prontamente me encontré una cruz y una concupiscencia, las cosí a mi solapa y anduve con ellas un largo camino, luego las perdí.
Cuando fracasé en el intento de aprender los misterios de la vida, me robé un libro que decía NO HAGAS NADA CON LAS MANOS: no le hice caso; pero en su lectura descubrí a los remotos cantautores que inspiraron -y aspiraron- cierta nostalgia nocturna de los amores cobardes.
Construí entonces unos lentes desde donde observaba desnudos los pensamientos de las personas, los miré sin recelo, excitándome con su despojo mental, palpitando por las instancias sórdidas de su existencia. Destruí los lentes cuando me percaté que ellos también miraban la miserable desnudez que llevaba encima.
Me perdí y perdí todo conmigo.
3 comentarios:
No ha perdido todo...
Tiene esto...y a usted mismo...y a mi.
Gracias Hombre extraño; es el único que respondió a mi llamado de auxilio... es verdad usted tiene a Oswaldo y con eso tiene todo...
MENTIRA, OSWALDO ME TIENE A MÍ.
Y LO DE LA RESPUESTA, AGRADEZCO VUESTROS ELOGIOS QUE ENARDECEN MIS INSTINTOS EGOCENTRISTAS.
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