Con el sol sobre la cabeza.

Es verdaderamente terrible sentir el sol sobre la mata de cabellos desgreñados –con olor a cigarro, a trago, a farra- que tienes por cabeza. Es insoportable sentir el sudor que resbala por la espesa selva de pelusas que recubren tu cuello: tengo que afeitarme. Calor. Sofocación.

-¡Pero qué pendejo es estar borracho a estas horas!, declara el amigo Lumiere, convencido de que el sol y su funesto calor, mortificarán la inminente resaca que –a él más que a mí- impedirán nuestro libre descansar.

-Sí, que pendejada estar con este calor de mierda en la cabeza. Me desabotono el tercer botón de la camisa y me la saco del jean: anoche la quise muy planchada y ahora no es más que un trapo arrugado.

Ambos caminamos. La estatua de Bolognesi aún luce patética. Alguien nos reparte un volante, no lo recibimos; cruzamos la pista.

-En serio ¡Qué pendejo es estar borracho a estas horas!, repite aún más convencido, con cierta voz irónica, con el sonido entrecortado producto del adormecimiento de la lengua, con el descuido habitual de quien ya no tiene los sentidos alerta.

El bus pasa rápido y Lumiere que no se da cuenta que está detrás de él, y yo que lo jalo y el chofer que nos grita algo que escuché pero que no recordaré.

-¡Mierda! Huevón, casi nos matan….

-¿No te dije? Es bien pendejo andar borracho a estas horas…

Río. Con risa fácil, con gusto, con ironía porque es la tercera -¿o cuarta o quinta?- vez que camino con él de esa forma: ambos tambaleándonos por Lima la horrible, jodiendo a los transeúntes y a nosotros mismos.

Me despido de él. Se va lentamente, rumbo a su casa donde no avisó a que hora llegaría: sin duda tiene experiencia en estos asuntos que son de nunca acabar.

Camino. Los motores, los cláxones, el bullicio matutino del segundo domingo de febrero, carnavales carajo. Desanudo los zapatos, cambio el ojal de la correa: así estaré más cómodo.

Encuentro un cigarrillo en una cajetilla que ya creía muerta: lo prendo. Cuan masoquista puede uno llegara  ser consigo mismo. El humo mentolado arde en la garganta, raspa, araña… pero se siente bien.

Sigo caminando y para mi mala suerte el smog de algún puto, contaminante y desconsiderado auto me da en la cara. Entonces me detengo y la conjunción del alcohol que aún llevo en la sangre, el cigarrillo que fumaba y el insoportable calor que me derrite, confabulan contra mí: arcadas.

Son lentas, con respiración agitada, llega un punzón en el estómago que se eleva poco a poco. Si te controlas, pacientemente, pueden ser domadas. Dos señoras pasan y comentan entre sí: “Para eso toman estos jóvenes irresponsables”.

Logro calmar las arcadas, no pasó de un simple escupitajo que se unió al asfalto cual ritual antiguo, cual ofrenda sagrada. Me dan muchas ganas de insultar a aquella mujer que tiene razón, pero mejor camino, aún falta mucho.

Y el sol que se torna más insoportable aún y el sueño que me vence los párpados, el cansancio, la sed, el asco, la bohemia, la crisis, la decepción, la alegría y la ironía…

Le doy una nueva pitada al cigarrillo, nuevamente arde, pero qué bien se siente.


11 comentarios:

Pablo Villanueva H. dijo...

que bien se siente.

Unknown dijo...

no tengo idea como se siente,,, pero eso hace daño!! :P

Gustavo Ochoa Morán dijo...

Qué bien se siente hacerse daño.

Campoblanco Víctor dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Campoblanco Víctor dijo...

Historia de un cigarrillo sin fumador:

Después de hablar hasta altas horas de la noche, entrada la madrugada, te fuiste en esa combi chata en la que entras doblado. Como pensaste que iba tardar más en llegar ese vehículo, encendiste un cigarrillo, el cuarto de tu noche, al menos de lo que vi yo, te subiste a la carrera y me dejaste el cigarrillo encendido.
Siempre me había parecido que la gente que fuma cigarrillos aun cuando esta sola se ve acompañada, sin embargo con el cigarrillo en las manos no me sentía acompañado.
Siempre e pensado que fumar cigarros es un hábito muy pequeñoburgués (no se molesten los fumadores, aún los pequeñoburgueses que no fumamos podemos decir algo al respecto), parado solo con ese palito en la mano, aspirando de donde nada hay y expirando a nadie que le importe. Pero creo que sentí la soledad del cigarrillo consumiéndose sostenido en mi mano, además me veía como un idiota con un cigarrillo en la mano, dejándolo consumirse, así que me decide a darle un beso, el beso más amargo y áspero de mi vida. Vaya no sabia que así se sentía fumar pero ahora que lo sé realmente me satisfago de mi abstinencia, bueno los señores fumadores que no se van a molestar con lo que escribo, le encontraran su gusto supongo. Sentí un calor en la garganta que me paso por el esófago, se atoro en la tráquea y picó en la barriga, empecé a toser, me cuide de no hacerlo muy fuerte para no evidenciar que no sabia fumar y que era la primera vez que lo hacía, había doblado el cigarrito al toser, para comprobar que no eran prejuicios míos le di otro besito con más confianza, ahora sentí cierto sabor en la lengua, pero no era delicioso y el ardor aún era desagradable, el cigarrillo aún ni llegaba a su mitad y era como si me dijera: "probamos una vez más, aún no conoces todo de mí", un tercer beso profundo y con la mente fría y despejada. "Umm. No cigarrito esto no va para más me despertaste curiosidad en un momento y como no tenia nada que hacer, pero te haz hecho ilusiones desmedidas conmigo", pensé que era una estupidez comparar a un cigarrillo con una mujer pero al fin y al cabo termino comparando así a todas mis drogas, sin duda una idiotez. Sin dudarlo apagué el cigarrillo cuando aún no llegaba a su mitad.

José Arroyo dijo...

Recuerdo algo de hace varios años atrás: era martes, me veo cargando una caja vacía de cerveza, tambaleándome con un par de asiduos compañeros de juerga, desesperados por encontrar alguna licorería abierta a las 7 y 30 de la mañana. Varios escolares de aproximadamente 8 años de edad, pulcros y muy bien peinados, se iban cruzando con nosotros; todos ellos acompañados de sus madres, que tenían una mezcla de asco, indignación y vergüenza ajena en la mirada. Cuántas de ellas habrán visto luego a sus hijos y pensado: «Ojalá nunca seas así. Ojalá nunca crezcas».

¿Realmente para eso tomamos los jóvenes irresponsables? Claro que no. Cualquier persona que se atreva a hacer tan vil afirmación, no tiene ni idea de lo que es el metabolismo biológico. «Se equivoca usted, voluminosa señora. Tomamos por el placer de tomar, de sentirnos libres, de escaparnos siquiera unas horas de la puta vida y así poder reír de cualquier estupidez, bailar haciendo el ridículo, hablar incoherencias y hacer cualquiera de las otras barbaridades propias de la especie humana. Los vómitos, vieja de mierda, son sólo EFECTOS SECUNDARIOS».

sut'uch dijo...

la gente ya no ha de formar partes de sus caminatas...
...debo decir que el resultado siempre sera parecido,evitare tragos...siempre
o hasta que como alguna me vez comparta con estos caminantes.
...

Allison Alcázar dijo...

versación adictiva...

Oswaldo Bolo Varela dijo...

Grunge:

Efectivamente, el raspón, el ardor, la resequedad, el entrecortamiento respiratorio, el aceleramiento sanguíneo, la reducción de vida, el asesinato pulmonar, la bohemia fumadora... bienvenida sea.

Lulú:

Se siente como una bala atravesándote la garganta, como si un ave de rapiña rasgara la tela bronquial... el agua que tantos caminantes buscaron en el desierto, es análogo al humo que buscamos los caminantes de esta selva de cemento.

Sfumato de Marte:

Sí, pero qué bien se siente hacerse daño, no se olvide que somos una raza masoquista, que nos matamos unos a otros, que violentamos nuestro propio orden, que jodemos, construimos y derrotamos... tal vez al hacernos daño con el cigarro, nos procuramos una muerta más rápida: qué bien por la naturaleza...

Víctor Manuel:

Los besos a los cigarrillos son muchos mejores al amanecer, con la soledad absoluta de quien está vivo, con el llanto de "Oh melancolía", después de entender "Sólo para fumadores", con la certeza de que la revolución -su revolución (que también es mía)- también fuma... esperanzas.

Tercer Distante:

Amigo mío, usted ha descrito mejor que nadie los preceptos elementales de todo aquel que busca libertad en un vaso de cerveza, escape en el cigarro madrugador, llanto en el ron barato. Así intentamos ahogar las penas, los delirios, las alegrías y la pasividad... lástima que todas estas sepan nadar.

Sut´uch:

Siempre va a ser un placer caminar junto a usted y saber que hay alguien que me cuida y que lo cuida a él. Siempre será una grata sorpresa, el saber que ha regresado solo para embarcarme en este breve lapso de vida, en el que ando borracho.

Efemérides:

la versación no es adictiva, es ninfonmaníaca, lunática, delirante, femeninamente libre, masculinamente visceral, allisonmente libre.

Anónimo dijo...

...y ya los imaginaba, uno al lado del otro...abrazados como los hermanos que nunca llegaran a ser.

El primero rumbo al hogar que lo espera en las siguientes cuadras.
El segundo poniendose en pie para abordar su transporte al sur.

Hijos de Baco preparense para nuevas intensas caminatas...para abrazarse,mezclando el hedor de una noche fatigosa,como los hermanos que nunca llegaran a ser.

Anónimo dijo...

no los conocia como personajes literarios