Siempre




Con tus deditos de cristal,
dibujaré una pestaña en el dorso izquierdo de mis penas.
Bajo tus exóticos senderos de mujercita llorona,
liberaré tu infidelidad natural de caminante nocturna.

Me encanta la sencillez en tus muecas de malhumor, la tranquilidad que sostienes en la mirada, el tibio aroma con que encantas a delirantes vagabundos como yo.

Cuando señalas mi rostro de melancolía, cuando fotografías mi necedad, cuando me ayudas a divagar, cuando te burlas de mis discursos trillados.

Pero seguiré oliendo cada nuevo poro que te nazca. Redescubriré cada recóndito espacio que tratarás de ocultar. Desabotonaré tus miedos, desabrocharé esa concupiscencia de inocente pecadora, bajaré el cierre de tus dudas.

Y me distorsiona tu pasado de febril militante de la vida. Me acongojan tus pinturas dónde retratas a la generación perdida. Tus poemas disparatados, tus sentencias absurdas, tus penas triviales, tus incoherencias de soñadora.

Y nos hace falta la gracia, nos hacen falta los ideales, las ganas,
siempre.



“Lo que son las cosas (…), siempre intentó escapar de la violencia aun a riesgo de ser considerado un cobarde, pero de la violencia, de la verdadera violencia, no se puede escapar, al menos no nosotros…”

Roberto Bolaño

Putas asesinas 

(EL OJO SILVA).

SOBRE BLOGS


Nuevamente me ahondo por los senderos secretos de los blogs, este remoto y nebuloso espacio en la red.

Todo comienza por unas palabras en la bitácora digital de un conocido mío, la frase que han colocado a modo de comentario  me atrae, me cautiva. La sinceridad con que ha sido detallada y la ternura que expresa me conmueven. Ingreso a su perfil y la descripción previa que hace de su espacio me interesa, un cuadrito de Guayasamín a primera vista incrementa mis expectativas. Me dispongo a leer lo último que ha publicado.

La ilusión se destroza. Mi capacidad lingüística  -poca, pero digna- sufre un golpe directo. Me decepciono con lo que leo. La señorita que redactó tan bello elogio, que describió maravillosamente su espacio en la red, desata su pasión amorosa –un tanto descontrolada para mi gusto- en un escrito que carece de concordancia, que abusa de signos de puntuación, que abunda en errores ortográficos. Ni siquiera la foto que acompaña la entrada (en la que aparece el galanudo –espero que sea a quién va dirigida la entrada- abrazando fuertemente a la musa apócrifa) salva en algo su descrédito.

Reviso las entradas anteriores tratando de reivindicarla, pero sus post no me gustan y tengo que huir de esa zona. Vislumbro la columna de blogs que recomienda y me veo irremediablemente atraído por la foto de una mujer que aparece en diminutas prendas: minifalda blanca, polo de tiras negro con amplio escote, piel canela, cabello largo, cejas bien delineadas, labios finos, uñas limpias, manos sensibles, mente cálida, postura refinada… ¿todo esto se ve en la foto? podría decir que hasta me pareció saber que olía a jazmines, pero eso desacreditaría aún más este relato.

Ingresé a su blog y a diferencia del anterior, este no tenía faltas ortográficas, ni errores de concordancia, mucho menos excesivos e inútiles signos de puntuación… simplemente aquí no había ninguno de estos problemas, porque simplemente aquí, no había escrito nada. Todo el blog eran imágenes, fotos de la mujer llamada Karen (esto como dato para los pervertidos que, después de leer fervientemente este excrito, intenten buscarla por la red bloggera). Habían fotos de Karen sentada, con ropa, acompañada, sin ellas (aquí me refiero a sin la ropa y sin compañía), de espalda, en la playa, en la nieve y un centenar de posiciones más de aquella agraciada y talentosa señorita fotogénica.

Llamó excesivamente mi atención, el comentario procaz que un joven hizo a una de las imágenes que más me gustó. En esta imagen, Karen aparecía en un cuarto semioscuro, dónde las partes más codiciadas de su cuerpo eran cubiertas por unas telas semitransparentes… en fin, creo que  en la mayoría de fotos, se le debería dar mucho del crédito al fotógrafo, más que a la sensualidad de Karen. Es por esto que, al colocar mi comentario, este estuvo orientado solamente –aunque muchos no me hayan creído (“¿Qué… le pusiste solo eso? No te creo”)-  a elogiar las aptitudes fotográficas del experto (prefiero creer que era hombre quien tomaba las fotos, esto lo hace más excitante),

El atrevido comentario rezaba más o menos así: Asu… pero qué rica que estás mamita, cuando nos encontramos para… (Esta parte del comentario no la voy a  transcribir, aún existe en mí un poco –muy poco- de pudor, que me impide colocar la obscenidad de forma completa)”. Si bien el comentario me asombró bastante, mi impresión fue mayor al deducir que Karen no había borrado el comentario porque, o había sido bastante tolerante con el amigo comentarista, o simplemente su ingenuidad de bloggera novata no se había percatado del mencionado “elogio”.

Ingresé al blog del comentador osado; su bitácora consistía básicamente en una serie de reflexiones existenciales sobre el rumbo de la vida, de su vida. Era irónico ver esa postura pesimista de la vida, retratada en una plantilla con fondo negro y letras blancas, y saber que ese mismo tipo, le había propuesto tamaña guarrada a la fotogénica Karen.

Deambulo por varios blogs, casi todos similares, con muchos seguidores, con inmensidad de comentarios, con demasiadas páginas recomendadas… estos son los que detesto (tal vez por prejuicios estúpidos, celos o envidias), desierto de todos ellos sin prestarle la más mínima atención.

Por fin ingreso a un blog que me gusta, es una argentina que coloca un cuadro curioso a modo de foto personal, un poema suyo me emociona, se lo elogio. Su poema habla de vida, de un pesimismo necesario para afrontar la realidad, de una esperanza mayor a nuestros deseos… me conmueve.

Después de un largo paseo, regreso a mi blog, con la plantilla nueva, con esos otros espacios que se recomiendan, con esos personajes ya acostumbrados a comentar por aquí. Leo un párrafo de algo que he publicado e instantáneamente  lo aborrezco, me parece tan trivial, tan superfluo; me avergüenzo de lo excrito, me avergüenzo del blog… me dan ganas de borrar esas entradas, de prohibir el ingreso a alguien que no sea más que yo. Pienso sobre este pasatiempo en el que últimamente me he visto inmerso, medito sobre el escribir algo para que lo lea quién sea y lo comente quien quiera. Cuándo terminaré aburriéndome, cuándo me cansaré de postear estas barbaridades. Tal vez un día de estos termine clausurando este espacio…

Firmeza


El silencio revelará las

palabras que mi cobardía no podrá

expresar

bajo tus acordes de lunática

indecisa se formarán las

decisiones

de la palma izquierda

de la furia derecha

del glande central

MALA SANGRE


He aquí una de las canciones que acompañaron mis tardes de teatro, las clases escolares de las que ya estaba aburrido, mi descubrimiento -tardío creo yo- de la Literatura. Esta melodía sonaba en mi simple, raro y ahora inexistente discman; esta música la recité muchas veces para proclamar el caracter libertario que creía poseer por aquellos tiempos.

Pero cambió. Al escucharla, aún siento ese fervor juvenil, vital, humano que me llama a la acción; pero ahora es diferente, esta sensación, este sentimiento viene acompañado por cierta incertidumbre en el accionar, por determinadas melancolías, por necios pesimismos y dubitaciones nocturnas; ahora ese ímpetu creador, se detiene, reflexiona mucho, toma precauciones. Ya no grita, ya no se burla abiertamente del sistema, ya no llora, ya no se mueve atolondradamente.

¿Será que estoy creciendo? ¿esto es a lo que llaman adultez? ¿es así como nos hacemos hombres?

Habrá que dudar entonces... o tal vez no.


MusicPlaylistRingtones


MALA SANGRE
La liga del sueño

Nunca fui de este pueblo
Jamas fui un cristiano no
Siempre fui raza inferior.

A quien venderme, que bestia adorar.
A que imagen santa atacar,
que corazones destrozare,
que mentira debo sostener,
sobre que sangre caminare.

Ahora maldito estoy,
seré ocioso y brutal,
no soy ni fui un prisionero de mi razon
(si dios me concediera la calma celestial)
Gritos tambor hambre sed.

A quien venderme, que bestia adorar.
A que imagen santa atacar,
que corazones destrozare,
que mentira debo sostener,
sobre que sangre ahora caminare.

La vida una farsa
Mi inocencia podria hacerme llorar.


Yo puedo gritar mentiras, maquinar artilugios y cantarte las añejas canciones de Charly (Hubo un tiempo que fue hermoso y fuí libre de verdad).
También puedo juguetear bajo tu blusa, bajo tu cabeza, bajo tus sentimientos (abre los ojos, ponte de pie, escucha el latido, sitoniza el sonido,agudiza tus sentidos, date cuenta que estás vivo).
Pero aún así... ¿Lograré entenderte? (borrando ignominias miserias y hambres)

Le gusta proclamar la revolución, “que avanza sola sin parar”; le gusta darme una importancia extrema; además no sé porqué lee los libros: al final los olvida o simplemente no los entiende (me he dado cuenta de que miento, siempre he mentido).


(Pero a él siempre le gustaron las películas de J. Wayne, con sus botas americanas, con sus revólveres empolvados, con sus maldiciones acompañadas de escupitajos. Solía enseñarme la hora, me contaba las aventuras de la Odisea, sin saber que retrataba de ella. También me instruyó en las casualidades –drásticas, irónicas- que presentan estos tiempos. 

En cambio ella siempre fue más distante: me acompañaba en la oscuridad, fumaba un cigarrillo sin decir palabra alguna, a veces lloraba. Me regalaba rosas, cruces y besos. Tocaba la guitarra, soplaba el lamparín para que no se apagara…)

En fin, me encanta la voz de Joplin (cry baby/maybe/blowin in the wind), las letras de Silvio (Oda, elegido, viaje, ERA), las manos de L(izbeth). Estoy algo ilusionado con el idioma que aún no aprendo -/nouveau/інструментів/डॅशबोर्ड-, con tus caricias que no las tengo, con ese libro que no puedo comprar (Yo solía -bueno a un suelo- ¿robar? L-I-B-R-O-S...).

(La pequeña es distinta. Suele jugar con fotos, con peluches y con mis penas. Me hace renegar, se burla de mi sombrero y de mi perro. Ella es uan chica muy triste.)

El insomnio se ha prolongado, el sexo se ha distanciado (sexo comprosexo vendosexo arriendosexo ofrezco), el dinero –y los cigarrillos- escasean, las esperanzas son melancólicas (porque yo vivo en la calle melancolía), la música es monótona (música ligera), el ritmo es aletargado, el fin es inminente ---->  FIN - FIN - FIN


Nosotros.

Nosotros que jugamos diariamente entre cigarrillos, tragos, esperanzas, libros y desilusiones ¿hasta cuando hemos de aguantar?

Nosotros que cantamos trovas del ayer, que leemos con devoción a Borges, que nos enamoramos perdidamente de la misma mujer. Nosotros, a los que se les impartió la doctrina de la sumisión, a los que les regalaron libros dónde nuca hubo un solo verso, a los que lloramos de hambre intelectual, a los que aún maldecimos la suerte.

Nosotros (tú que me entiendes hermano de esta emoción tan bravía; tú que me amas fantasma de ojos claros; tú que me padeces espejo de quimeras extrañas) ¿nos encontrarán nuestros amigos cuando nos necesiten?

Nosotros, por quienes sus madres lloraron el día en que los desaparecieron; mientras los padres velaban nuestros cuerpos caídos… su única vela alumbraba la única lágrima que derramaron.

Nosotros que escribimos los versos en las hojas, que caímos en el barro seco y no nos ensuciamos por estar demasiado manchados, que repartimos caricias cotidianas, que aún escapamos de nuestros verdugos.

Nosotros que dormimos intranquilos de la noche y de su eterno bullicio silencioso. Nosotros que gritamos libertad a medias, que gastamos vida, que eyaculamos las ideas precozmente.

Nosotros que dudamos.

Nosotros que…

Nosotros…