Hermosa y salvajemente...


A la Parra: usted que entiende, mejor que nadie, esta emoción tan incierta que me consume las fuerzas…


“(…) me duele quererte y no saber cómo dejar de hacerlo... pero más me duele sentirte”.



Los Sui siempre terminan consolándome de la niebla, el temor, el frío y las falsas verdades que suelo idear.

Sucede que a veces la incertidumbre me consume. El futuro, los amores perdidos, familia, estudios, arte y liberación confabulan para enredarme las ideas, los sentimientos, los sueños y las decisiones. A veces no logro entender todo lo que quisiera y eso me perturba. A veces quisiera haber nacido hace veinte o cincuenta años antes y que en noches como esta yo pueda contar… cuando andaba escribiendo sobre Vietnam, cuando marchábamos a favor del muro, cuando llevábamos rosas rojas en la solapa, cuando mis versos no los leía nadie, cuando dormíamos entre las callejuelas, cuando Woodstock, cuando Uchuraccay, cuando los diez días, cuando tus veinte años menos, cuando tus mentiras no dolían tanto, cuando fornicábamos hasta las tres, cuando yo era libre…

Imposible el accionar. Utópica la ilusión. Ilusionarse no basta. Albur sin sentido. Sueños desesperanzados. Esperanzas soñadoras.

Querer… ¿Qué cosa es el querer? ¿Es importante? ¿Vale la pena conversar sobre sentimientos a tantos metros de distancia? ¿Se le puede confiar al alguien algo? ¿Alguien puede confiarse a sí mismo? ¿Qué demonios hacemos aquí? ¿Por qué nos lamentamos? ¿De qué nos lamentamos? ¿Querer? ¿En verdad? ¿Para qué? ¿Por qué?


“Y la rabia nos confunde a todos”

Siento. Siento como el frío va calando mis poros mal lavados. Siento como una gama de colores se van filtrando a través de mis pupilas, atravesándolas, imperecederas, infinitamente escasas, confundidas. Siento dolor, angustia por el incierto futuro. Rabia y frustración por las piedras rasguñadas, por el hombro izquierdo débil, por las vendas, por las ataduras, por lo imperceptible que puede ser el canto de los hombres de vanguardia.

Siento como tu encanto de mujer comprometida va difuminando esta pasión que en noches insomnes como esta tuvimos entre nuestros labios. Siento como el tabaco oloroso se filtra en la habitación contigua que guarece a la niña-mujer. Siento como me quieres, como te necesito, como al negarte no hago más que reafirmarte. Siento la música consumiéndome los sesos. Siento envidia por los que terminan un cuento. Siento ganas furibundas y ancestrales de asesinar al monstruo. Siento añoranza por la mujer con sombrero. Siento ganas de saborear tu dulce cuello que me aguarda desde antes de nuestra primera vida. Siento que usted me está violentando los sentimientos y eso me afecta. Siento la imperiosa necesidad de que mis dedos recorran aquellos líquidos serenos y furiosos que han de recorrerle las piernas. Siento la necesidad de no necesitar nada. Yo siento que la quiero… hermosa y salvajemente.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

si pues como dices tu entre mas te negabas mas te engañabas.sabía q esto iba a ser asi.todo está dicho.hasta aqui llego todo......

Ana Lucía M.M. dijo...

Mi apreciado extraño, estamos aquí para elegir y una vez que elegimos seguir eligiendo cada mañana. El amor es no es sólo un sentimiento, seguimos amando porque algo escondido en el espíritu, nos recuerda la verdad, y nos recuerda que al final, cuando todo pase, cuando todo se sumerja y destruya en sí mismo, solamente existirá el amor, nuestra única riqueza.

『 agridUlce 』 dijo...

a veces es mejor así...

Thania dijo...

"Querer hermosa y salvajamente"; así, así, así, que duela, sino para qué. "¿Querer? ¿En verdad? ¿Para qué? ¿Por qué?", para recorrer cuerpos, porque como una vez me dijo un amigo, "The more you fuck, the more you know the person you love".

pero bueno, al fin y al cabo, estos son sólo delirios de un comunicador.

Gabriela Parra dijo...

Delirios de un comunicador...que siente.