Tus vidas pasadas...

A Jimena...
esta noche te he recordado, a ti y a tus dulces sueños de actriz profesional.

***

Usted suele hablarme de las vidas pasadas. Con su tul sobre la cabeza recorre los pasillos del colegio feudal donde nuestros ancestros nos matricularon. Los ejercicios cotidianos de nuestra conversa van desmitificando las perspectivas que teníamos uno del otro, y bajo el aromático café nocturno, usted me habla de sus vidas pasadas.

-Yo fui la mujer que mató a Atila, querido Os. Yo fui esa mujer desterrada, que se acostó con el asesino de su padre solo para matarlo, que le ofreció lo mejor de su cuerpo, que se entregó enteramente al salvaje pagano que no tuvo piedad en desvirgarla, que guardó celosamente en el ano el veneno que depositaría en los labios del maldito, para luego cortarse el cuello con la misma navaja que sus hermanos le entregaron cuando niña. Porque para eso vivió, para matar al poderoso, para vengar a su muerto…

-Pero mujer, Atila no murió de esa forma, dicen que lo asesinaron las huestes romanas, en su noche de bodas, camuflados como servidores del huno.

-Hay… tú siempre tan complicado… déjame soñar ¿sí?

-Bueno…

Te recoges el cabello (cómo amo que hagas eso). Te recoges el cabello y tus hombros quedan al descubierto, esa fina masa canela que tanto ansié tocar hace un tiempo… ¡demonios!, que tanto ansío tocar ahora mismo. Sonríes, con tu coquetería acostumbrada, rozando tus manos con las mías, aspirando uno de los últimos cigarrillos de esta cajetilla pagada por ambos.

-Aunque tal vez tendría que haber sido Janis… ¡Sí! ¿Te imaginas? Ese vozarrón aquí -te tocas el cuello… el fino cuello que posees y que tus dedos recorren lentamente como indicando a mi lerda vista que los precise, que los grave, que me extasíe con y en ellos-, justo aquí… y habría estado en Woodstock, ante miles de personas que gritaban mi nombre, ante miles de hombres y mujeres que fornicaban entre todos, consumían y bebía con quienes querían y sólo se dejaban llevar por la armonía musical…

-Pero Jime… la última vez que probaste algo de hierba te colgaste, no parabas de llorar, sabes que te agarró bien feo esa vez…

-Hay… no me hagas recordar eso, que fue bien feo… en todo caso yo cantaría no más, no le entraría al lance… esa vez fue culpa de Rodri…

Te quedas en silencio. Ambos sabemos que sólo lanzabas por Rodrigo ¿no? En fin, a mí me agrada saber que ya no estás con él, que lo terminaste porque te era infiel (“gran novedad”). Pero que todavía te guste, me hiere y lo sabes, por eso prefieres no hablar de él delante de mí, por eso te quedas callada y no dices nada acerca de él, prefieres seguir hablando de tus vidas pasadas.

-Mejor hubiera sido un hombre… a lo mejor así se me facilitaban las cosas ¿no crees?

-Lo dudo, la vida es igual de jodida cuando eres hombre o cuando eres mujer…

-Sí, eso es lo más atinado que has dicho en toda la noche…

-Ja, vamos… no jodas…

-Te jodo… ja, ja, ja ¿Sabes qué?  En el fondo te gusta que te moleste…

Me quedo callado. Es cierto, mi pedantería infantil me lleva a molestarme por cualquier broma o burla, pero contigo es distinto… me desarmas, me arrebatas esos cristales donde oculto mi personalidad.

-A veces hubiera querido ser cualquier otra persona, no importa si hombre o mujer, pero cualquier otra persona menos esta que soy ahora… a veces hubiera querido ser una dulce paloma banca, para que cuando los niños del kínder me vean les digan a sus mamás: “mira má, allá va la paz”. También quisiera haber sido un arbolito que da sombra, una fruta prohibida, tal vez una serpiente tentadora… cualquier cosa, lindo… cualquier cosa menos esta mujer desolada que no puede amar ni ser amada…

Empiezas a llorar, yo enciendo el último cigarrillo y trato de consolarte… pero no puedo, esta vez ya nadie te consolará… lo lamento.


6 comentarios:

Gabriela dijo...

Vidas pasadas...
El final es cruel. De todas formas, las historias que terminan mal, hace referencia a una relación intensa y enfermante en todo (y definitivamente las prefiero de ése modo).
Saludos y cuídate.

Pd: Buen blog.

Atte.
Gabrielle.

Helí dijo...

hermosa mujer, la que describes. es sorprendente x)

Nadies dijo...

No hay duda, este escrito bien podría pertenecer a una colección de calenturas nocturnas.

sut'uch dijo...

eh, lo siento, hasta luego
se cuida.

Gustavo Ochoa Morán dijo...

Yo fui común, mi común tragedia vital, hasta haber sido un animal, un sombrío helecho, una común piedrecilla en el zapato.

Tal vez, una mujer caribeña enferma y desolada; un artista conceptual ruso, requetegay; una temeraria y huidiza mujer norteamericana, mismo familia Engals, qué decir, fui eso: común e inexorablemente mortal.

égona dijo...

qué hardcore la tía jime¡¡¡

pero qué malo que eres, yo la hubiese consolado diciendo que sí jime tú fuiste janice carajo¡

claro y yo hendrix y toda la vaina, y tu, tu el pitillo de heroína que sacudía a medio mundo jeje