Buscarte


Para ti… yo, el sucesor de tu pequeño guardián.

Esta tarde he vuelto a buscarte y me ha inquietado entender que sigo sabiendo poco, muy poco, demasiado poco de ti. Tus líneas que jamás leí se esconden junto a esa dedicatoria que aún no entiendo… ¿qué tipo de vinculación existe (si es que existe alguna) entre nosotros?

La vieja mujer que jugaba hace medio siglo al té y a las muñecas contigo, me ha dicho que no supo nada de ti después de tu primer viaje. (Amé los claroscuros de esa sala donde mi madre lloraba recordando a sus padres… imaginé que, probable y remotamente, también estuviste alguna vez allí)

Ella misma, con las marcas de vida en el rostro, me cuenta cómo un día te fuiste… tú y tus libros raros que nadie entendía, y esa música sicodélica que combinaba bastante bien con los ceniceros atiborrados de colillas y papeles rotos, y ese cuadernillo donde siempre escribías… te fuiste y nunca regresaste. Tus padres te lloraron, tus hermanos te olvidaron, todos te señalaron… cómo me ha encantado eso.

El misterio seguirá rondando, nadie me dice exactamente que sí. Probablemente esta mujer padezca vesania (eso sería normal en la familia) y todo lo invente para justificar mis preguntas. Probablemente yo esté loco y todo lo invente para justificar esa dedicatoria que encontré cuando niño en la casa que hoy ya no existe.

Tendré que buscarte nuevamente.



Curriculum vitae

digamos que ganaste la carrera
y que el premio
era otra carrera
que no bebiste el vino de la victoria
sino tu propia sal
que jamás escuchaste vítores
sino ladridos de perros
y que tu sombra
tu propia sombra
fue tu única
y desleal competidora.

Escena final

he dejado la puerta entreabierta
soy un animal que no se resigna a morir

a eternidad es la oscura bisagra que cede
un pequeño ruido en la noche de la carne

soy la isla que avanza sostenida por la muerte
o una ciudad ferozmente cercada por la vida

o tal vez no soy nada
sólo el insomnio y la brillante indiferencia de los astros

desierto destino
inexorable el sol de los vivos se levanta
reconozco esa puerta
no hay otra

hielo primaveral
y una espina de sangre
en el ojo de la rosa.

Historia

puedes contarme cualquier cosa
creer no es importante
lo que importa es que al aire mueva tus labios
o que tus labios muevan el aire
que fabules tu historia tu cuerpo
a toda hora sin tregua
como una llama que a nada se parece
sino a una llama

Nadie nos dice cómo...

Nadie nos dice cómo
voltear la cara contra la pared
y
morirnos sencillamente
así como lo hicieron el gato
o el perro de la casa
o el elefante
que caminó en pos de su agonía
como quien va
a una impostergable ceremonia
batiendo orejas
al compás
del cadencioso resuello
de su trompa
sólo en el reino animal
hay ejemplares de tal
comportamiento
cambiar el paso
acercarse
y oler lo ya vivido
y dar la vuelta
sencillamente
dar la vuelta


Blanca Leonor Varela Gonzáles *

1 comentarios:

Anónimo dijo...

- ¿Y tú quién eres? Pregunta la joven ebria, mirando a los ojos a la elegante mujer madura.
- Blanca. Responde la elegante mujer madura con una mirada indescifrable.
- ¿Y a qué te dedicas? Insiste la joven perdida en el espacio.
- Escribo. Responde con una imperceptible sonrisa de medio lado la insondable mujer madura.

Diálogo entre Blanquita Varela y yo hace años, en una extraña reunión en casa de uno de sus hijos. (No había muerto aún Lorenzo).