Anotaciones para recordar minutos después de la escena del crimen…

Luego del crimen, recorrerá la escena un frío y provocador viento que incitará siniestros remordimientos. La angustia, un fallido intento por calmarse y el hilo de desesperación que empieza a desatarse en el tiempo, serán las evaporaciones más inmediatas.

La habitación estará desierta, silenciada. Los espejos estarán manchados por el líquido coagulado que hasta hace un momento te hacía vivir. Sentiré miedo, se me congelará el ánimo, tus agonizantes sílabas me harán llorar… ¿terminaré arrepintiéndome?

Mucho tiempo después me levantaré, limpiaré el arma que yace alborotada, brillante en el suelo de la oficina y me lavaré las manos. Me haré más viejo en esos momentos, el invierno nos cubrirá, probablemente quiera marcharme sin algún aviso… Y tu cuerpo sobre el suelo, inerte, lejos del aire, lejos de tu lugar… y yo contemplándote, guardando el arma, escondiéndola… tantos años buscando el momento para hacerlo y ahora… y ahora…

Bajaré las escaleras… saldré a la calle y junto a la misma puerta desde donde hace muchos años me violentas la vida, dejaré la corbata, el saco, el paño con que envolvía el arma todo este tiempo.

Qué haré entonces… ¿regresaré a casa?, ¿a la comodidad del sofá?, ¿tendré el descaro de encender un cigarrillo, de coger los mismos libros, de cantar a viva voz?, ¿podré hacerlo?, ¿o solo caminaré por las calles ensangrentadas? ¿me seguiré riendo de los hombre de ropas e ideas vacías?, ¿para ese momento ya me sentiré capaz de morir?, ¿será veintisiete de octubre?

Quiero creer que me volveré loco y tiraré piedras a la luna, que nunca más regresaré a esa habitación donde noche tras noche planeaba, planeábamos, el asesinato. Qué va ser de mí… ¿mentiré de nuevo, contaré los días… qué soñaré ahora, les diré barbaridades a las mujeres hermosas que pasen cerca de mí?

Reiré con violencia, hermosa y salvajemente, me preguntaré qué sería de ti ahora… emprenderé un largo viaje para que tu recuerdo no me alcance. De vez en cuando miraré los restos de sangre que se quedaron entre mis dedos y el sentimiento de culpa volverá… ¿y si mejor hubieras vivido tú y yo no? probablemente ellos hubieran sido más felices… pero no, no, no… la vida no tiene sentido…

6 comentarios:

mjromero dijo...

Gracias por tu visita y tu comentario en 'la ciudad', he leído y releído cosas de aquí y de allí de este blog, me ha gustado, y por supuesto el aquí, las últimas entradas, superan al allí.
Me gusta, me parece bueno, auqnue hay un adjetivo que no me... 'alborotada' ¿no rompe el realismo del texto?
Encantada de pasar por aquí.
Saludos.

Oswaldo Bolo Varela dijo...

Sí, supongo que atribuirle al arma el adjetivo "alborotada" no fue lo más acertado... pero quería expresar la idea de que el arma quedaba revuelta o enmarañada, perdida entre los coágulos de sangre... en fin, ya trataré de buscarle mejores adjetivos...

Saludos Alfaro, gracias por el comentario y por la visita al aquí y al allí.

Rolalola dijo...

Muchas gracias por pasar por mi cajón. En caunto a la narradora del relato... no se trata exactamente de una AMría MAgadalena, pero me gustó al apreciación.


El arma alborotada
se me dio como un alma alborotada, no se porqué

aunque fieros los pensamientos del narrador
lográs un bello juego enre la sangre y la palabra,

saludos

Thomas dijo...

realmente, hombre, ¡extraño!

Lancelot dijo...

Extrañamente tu blog me recordó al mundodesolos el blog de la sirena varada, hoy sirena moribunda. Los dos escribis de la misma forma atrayente.

lizzy dijo...

Tienes razón, algunas veces la vida no tiene sentido creo que por eso es vida..
Me gusta como escribes y me gustaría conocer al hombre al hombre extraño..
saludos