Nuestro compromiso

"...como dos desamparados en medio de la soledad
que se acuestan juntos para darse mutuamente calor..."


Ernesto Sabato
SOBRE HÉROES Y TUMBAS

D E J A R


Esta noche debería enmendar algunas debilidades.

Dejar, por ejemplo, el absurdo remordimiento por haber llegado lo suficientemente tarde y perder la oportunidad, o demasiado temprano como para esperar –con paciencia y disciplina– mi turno. Estas contriciones desestabilizan, hacen dudar los preceptos y terminan por humedecerme los párpados y resecarme el ánimo.

Abandonar el tabaco. Mis ojeras, los dientes cada vez más amarillos y los dedos callosos me lo piden. Cada día la insoportable toz matutina, los labios resecos y el asco generalizado, me reclaman con furia por los cigarrillos esfumados.

Olvidar mi lunático culto por los libros y empezar a regalarlos o venderlos (al fin y al cabo los libros no se forran y sí se pueden rayar, y su lectura en voz alta no es obligatoria).

Tirar a la basura mis viejos cassettes que jamás volveré a escuchar y que hoy son tragados por el polvo. Romper esas cajas de zapatos donde guardo piedras extrañas, una flor plastificada y el misal con el que mis antepasados rezaron alguna vez.

Desechar las míseras enciclopedias de a sol que me regalaron para estudiar y de donde no aprendí mucho; los recuerdos que nunca sucedieron y que me empeño en contar; mis medias verdades y mis ingenuos números de suerte.

Dejar a molicie y a necedad. Olvidar mis orgullos y las canciones de Silvio, Drexler y Einaudi.

Dejar de creer que haremos algo.

Dejar de escribir estas líneas.


La incertidumbre ha desaparecido. Por estos tiempos mi vida se decide por la rítmica dicotomía que ejerce una moneda. Mi accionar lo decide el azar. Cara sí, sello no. Extraña sensación.

Será por ello mismo que últimamente me he sorprendido revisando el horóscopo, mirando con demasiado interés las casas de apuestas y, esperando ansiosamente, no cruzarme con ningún espejo que me refleje 7 años de soledad.

Y es que los Capricornio somos un signo introvertido. Nuestro elemento, que es tierra, nos hace personas muy tímidas y recelosas con la vida que llevamos. Seguramente Saturno, el planeta que nos gobierna, influye directamente sobre esta conducta.

Por lo demás, trato de persignarme cada vez que paso delante de una cruz y cada cierto periodo reviso mi carta astral. Rezo todas las noches la oración al santo del día y leo, con devoción bíblica, las declaraciones de los sabios iluminados que pronostican el futuro.

Respeto a quienes rechacen esta conducta. Incluso imagino que algunos señalarán mi contradicción e inconsecuencia con el discurso que manifestaba hace algunos meses. Solo me limitaré a repetir el inicio de estas líneas: ya no tengo incertidumbre.