LA FUNCIÓN ETERNA

El escenario está vacío. Las luces, apagadas. Se escuchan algunas melodías de Einaudi que –durante el transcurso del silencio y antes de que se hable– irán incrementando su volumen. Aparece el hombre en escena. La luz cenital va encendiéndose sobre él, con suavidad, con miedo: tiene los ojos cerrados y su rostro revela cierta cicatriz melancólica que el maquillaje no ha podido disimular. Trae un pantalón que más tarde se destrozará, unos zapatos negros perfectamente lustrados y unas manos cansadas, de un rojo obsceno. Tiene el dorso desnudo. Todos lo miramos con reprobación, con asco, con lujuria. A algunos, el estrépito de la música (para este momento ya debe sonar en toda su magnitud) empieza a incomodar a algunos. El hombre abre los ojos, camina hacia los espectadores. La música termina y con tono solemne, casi indiferente, dice hubo un tiempo que fue hermoso y fui libre de verdad, al finalizar la frase desliza una sonrisa irónica de la que aún muchos años después se seguirá hablando. En ese momento nadie entenderá el gesto, después tampoco. Repite nuevamente la frase, vuelve a cerrar los ojos. La función ha empezado. Nunca acabará.

Hoy no va a ocurrir nada


Hoy no va a ocurrir nada. Las señales que marcamos en las puertas no nos salvarán de la peste. No servirán los cánticos que creamos para no enfadar a dios. Mis manos no te humedecerán esta tarde. Y ella no sonreirá al recibir su regalo. Hoy no va a ocurrir nada. Tus delicadezas de puta instaurada no terminarán por convencerte. El llanto del niño sin padres nos conmoverá. Y al anochecer, no habrá luna. Hoy no va a ocurrir nada. Lara no encontrará refugio para esconderse. Esteban no morirá ahogado. Hebaristo no se consumirá de amor. A Leopoldo no lo engañará su mujer. Alejandra no le volará los sesos a sus padre esta noche. Yerma tendrá un hijo. Martín no acuñará tropos. Y él leerá tu saludo de cumpleaños con una sonrisa de superioridad: pobre niña estúpida que aún cree en mí. Hoy no ocurrirá nada. Los asesinos se tomarán un descanso. El robo fiscal tendrá bajas. Ninguno gemirá. No habrá sangre en la escena del crimen. No habrá agua para beber; preservativos para usar; vida para joder. Estaré cansado, celoso, absurdo. Estarás muerto, distante, incierto. Estará neutral, solo, sin lamentos. Estaremos sufriendo, llorando y contentos. Hoy no va a ocurrir nada... mañana tampoco.


poetas o suicidas


…aquí no llega nadie: nos gustan las flores pero no tenemos agua para regarlas; nos gusta el cielo pero siempre está nublado, gris; nos gusta la soledad, pero el bullicio de las fábricas no deja vivir…

Esos lugares generan poetas…

O suicidas, que al fin y al cabo son lo mismo…

CUERPO ENAMORADO (eielson)


Porque la otra tarde, entre tus agudos y mis graves, falsifiqué parte de este poema...


cuerpo enamorado


Miro mi sexo con ternura
Toco la punta de mi cuerpo enamorado
Y no soy yo que veo sino el otro
El mismo mono milenario
Que se refleja en el remanso y ríe
Amo el espejo en que contemplo
Mi espesa barba y mi tristeza
Mis pantalones grises y la lluvia
Miro mi sexo con ternura
Mi glande puro y mis testículos
Repletos de amargura
Y no soy yo que sufre sino el otro
El mismo mono milenario
Que se refleja en el espejo y llora

J.E. Eielson

En: Noche oscura del cuerpo. POESÍA ESCRITA.