Agridulce o sobre el sabor del universo

tokio blues - mary

20:36   el sabor del universo es agridulce

21:56   no, el universo no tiene sabor…

21:56   .

21:57   al menos estás más expresiva que este atardecer…

***

Aún no lo he leído, es cierto, pero curiosamente esta tarde, mientras estaba sentado en el patio con mi infinita soledad y contemplaba los pasillos de Letras (aquellos que provocan “escenas de crímenes”), recordé que aún quedaba en mi maleta un cigarrillo por fumar, el penúltimo de la jornada (el último sería de noche, en el tormentoso y multitudinario Paseo Colón, que diariamente me enrumba y me remarca el color limeño); entonces, al buscarlo dentro, entre tanto desorden que llevo conmigo, encontré el libro que ayer me entregaste.

Intenté leerlo, pero la gente pasaba demasiado rápido, los que estaban sentados al otro extremo de la banca se movían mucho, el bullicio, las risas descontroladas, el furor de ellos me desconcentraba. Quise entrar a la biblioteca, pero me dio flojera caminar; quise subir al tercer piso, pero recordé que estaría ocupado por parejas, quise volverlo a leer, pero la bulla me derrotó.

Así que medio molesto, tomé el libro, escogí una página cualquiera e irónicamente lo primero que atiné a leer, fue esto:

“…se puso de pie:

-He de marcharme. El sermón ha terminado. Espero haber aclarado conceptos. Lo que importa que recuerdes, es que tú, yo y los demás somos los Guardianes de la Felicidad. Nos enfrentamos con la pequeña marea de quienes desean que todos se sientan desdichados con teorías y pensamientos contradictorios. Tenemos nuestros dedos en el dique. hay que aguantar firme. No permitir que el torrente de melancolía y la funesta Filosofía ahoguen nuestro mundo. Dependemos de ti. No creo que te des cuenta de lo importante que eres para nuestro mundo feliz, tal como está ahora organizado…”

Borges decía algo así como que el azar no existía, sino que era un sistema de mecanismos lógico-deductivos infinitos, que el hombre --por su conocimiento limitado-- jamás llegaría a conocer. No sé si la aparición de este fragmento fue producto del azar, intención divina o simple acción causal. En todo caso eso no importa ya (nunca importó).

Evidentemente no estoy de acuerdo con todo el párrafo, es más, creo que al leer la novela terminaré en desacuerdo total con sus personajes (eso siempre me pasa con los textos de corte futurista, será por mi carácter añejo), pero creo necesario transcribirte este párrafo, con la intención de  que lo leas y en él te identifiques, así como me identifiqué yo; pero sobretodo, que identifiques algunas de las palabras, de los sueños, de los instintos que compartimos en tardes delirantes, teniendo como únicas armas contra el mundo los baratos cigarrillos y un par de tazas de café.

El sabor del universo es agridulce…

9 comentarios:

S0y la Que No Buscas dijo...

Si es agridulce,
pero algunas veces mas agrio que dulce!!!!


Abrazos XD

Anónimo dijo...

Ya son varias personas a las que he oído hablar de Murakami, ahora con este párrafo me empujas a buscarlo. merci. Y no es el azar.

Oswaldo Bolo Varela dijo...

Soy la que no buscas:

Probablemente el sabor del universo sea -al igual que todo en esta vida- como cada uno lo quiera.


Palabrasuicida:

Me parece que has confundido la foto con el texto citado, éste pertenece a una novela llamada FAHRENHEIT 451, de Ray Bradbury.

Por otro lado, sí es necesario que leas a Murakami, como ejemplo de su maestría, te dejo uno de mis párrafos favoritos...

"Aquella noche me acosté con Naoko. No sé si fue lo correcto. Ni siquiera hoy, veinte años después, podría decirlo. Tal vez jamás lo sepa. Pero entonces era lo único que podía hacer. Ella estaba en un terrible estado de nerviosismo y confusión; deseaba que yo la tranquilizase. Apagué la luz de la habitación, la desnudé despacio, con ternura; luego me quité la ropa. La abracé. Aquella noche de lluvia tibia no sentimos el frío. En la oscuridad, exploramos nuestros cuerpos sin palabras. La besé, envolví con suavidad sus senos con mis manos. Naoko asió mi pene erecto. Su vagina, húmeda y cálida, me esperaba. Sin embargo, cuando la penetré sintió mucho dolor. Le pregunté si era la primera vez, y ella asintió. Me quedé desconcertado. Creía que ella y Kizuki se acostaban. Introduje el pene hasta lo más hondo, lo dejé inmóvil y la abracé durante mucho tiempo. Cuando vi que se tranquilizaba, empecé a moverlo despacio y, mucho después, eyaculé. Al rato, Naoko me abrazó muy fuerte y gritó. Era el orgasmo más triste que había oído nunca."

Anónimo dijo...

¿De qué libro es ese párrafo? Ya son dos los libros que deberé leer.

Kat dijo...

el mío sabe a mocos. De los aguaditos.

AMI dijo...

De nuevo un texto que se detiene de vuestro torrente de palabras no para observar hacia atrás ni para intentar predecir hacia delante. Sal , azucar. Vida.

Situacion franca y compartida

Anónimo dijo...

Tu dirección electrónica?

Gustavo Ochoa Morán dijo...

A ese señor nipón, tan polemizado por sus afinidades con K*, no lo he leído todavía.

『 agridUlce 』 dijo...

quizás sea agridulce o tal vez tan sublime a nuestra sensibilidad que no lo podemos percibir; en todo caso no podríamos negar ni afirmar la existencia de su sabor…
Aún así siempre nos encontramos propensos a la nostalgia que nos provoca todo esto
:.Y sucede aunque no ande muy al tanto…(esta bien lo admito: ando al tanto, pero apenas )