Sí, el hombre era inevitablemente grotesco: con cicatrices por todo el rostro, expeliendo un olor hediendo, con las manos y las uñas sucias, con vieja ropa que no fue hecha para su medida pero que él usaba cómodamente. Su andar era lento, arrastraba los pies, tosía mucho y con las manos mugrosas se limpiaba la saliva que humedecía su bigote y su barba, cada vez que hablaba. 

Pero había algo en él que llamó mi atención... de su bolsillo, sacaba algunas monedas y se las daba a los mendigos que deambulan por las esquinas de la ciudad.

Al preguntarle el por qué de su accionar, me respondió:

-Ellos necesitan más que yo.


Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas yerbas que comía.
¿Habrá otro --entre sí decía--
más pobre y triste que yo?
Y cuando el rostro volvió,
halló la respuesta, viendo
que iba otro sabio cogiendo
las hojas que él arrojó.

Rosaura.

LA VIDA ES SUEÑO, Calderón de la Barca.

7 comentarios:

Gabriela Parra dijo...

En efecto...una sombra que refleja a un hombre. Es sabio darse cuenta de eso. Es real, es sincero, es honesto.

Si, hay mucha más gente en el mundo que sufre peores destinos que el nuestro, pero a la final todos sufrimos. Conformistas? No, unas que otras veces tenemos nuestro momento de gloria que amilana a la bestia interna con frases reconfortantes de "no soy el unico en sufrir, no sere el primero y espero no ser el ultimo".

Calamidades, las pasamos todos. Forma parte del crecer y crea bases para definir lo que somos.

Excelente relato Señor Bolo, ha dado en el punto exacto de iluminacion escribidora. (Se que esta mal escrito, ha sido adrede).

Una vez un hombre cosio su sombra para que no escapara de el, se puedra hacer al contrario?

Saludillos =).

S0y la Que No Buscas dijo...

maravilloso post!!

abrazos :-)

José Arroyo dijo...

Estoy de acuerdo con lo que mencionas. También creo que hay sombras andantes con un hombre proyectado a sus espaldas.

Pero!

Yo también he visto a ese hombre grotesco del que hablas.

La gran diferencia está en que éste no esperaba a que le entreguen las monedas, sino que las extraía directamente de los bolsillos.

Es difícil saber en qué ocasiones uno se cruza con una sombra o con un farsante disfrazado de ella.

Guardaré el guante del farsante, que sin querer mantuve en mi bolsillo, de recuerdo.

Vértigo dijo...

me encanta la vida es sueño...

Gustavo Ochoa Morán dijo...

y amí Memitos Varo...

Base CP 2010 dijo...

Me gustó.

Saludos y mucha suerte.

Anónimo dijo...

Fue genial lo que comentaste en el blog X .Buena!