¿Cuántas veces al caérsete una moneda al suelo, ésta ha caído verticalmente, erecta, rígida al suelo, sin hacer esa inconfundible espiral que te lleva a mover la cabeza, sin emitir ese tintineo estridente?
¿Cuántas veces la moneda, al desprenderse de tus manos, ha dado un largo e interminable viaje, circularmente imperecedero?
¿Cuántas veces la moneda sorteada en el piso te ha hecho seguirla y alcanzarla?
Bastante
peculiar
la
manera
en
que
los
objetos
van
cobrando
vida
…
3 comentarios:
Es el no-mirar de esa vida que lleva a cuestas nuestra inercia.
Cuando se me caen las monedas, por lo general no las encuentro hasta después de mucho tiempo... quizás se esconden de mí.
a mí lo único que se me ha caído así es un billete.
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